Como la vaca lechera de la canción, la vaca Margarita de los Títeres Caracartón no es una vaca cualquiera. Pero ella no lo sabe. Se mira al espejo y se ve vulgar, simple, se siente triste e incomprendida. Se siente una vaca con manchas negras más, como cualquier otra vaca en el mundo. O incluso peor.
Pero Margarita es especial; porque sí. Porque lo es y porque en la granja en la que vive tiene unas amigas que también lo son. Las gallinas cacarean y cacarean y terminan trazando un plan para darle una sorpresa a Margarita. Un plan para que aprenda a quererse más y a sentirse mejor. Un plan para que por fin descubra que no es una vaca cualquiera. Y para que cada niño que la vea desde el público sepa observar en ella todos los detalles que hacen de cada animal, y también de cada persona, un ser único y extraordinario.
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