En septiembre de 1965 se produce un incendio que en cuestión de horas arrasa con cien casas de modestos labradores que lo pierden todo. Gracias al eco que tiene a nivel nacional, llegaron ayudas para la reconstrucción de este barrio con casas de tipo adosado, de dos plantas y amplios patios, y calles amplias y rectas, configurándose también dos nuevas plazas dispuestas en terrazas de trazado rectangular que se convierten en un maravilloso mirador al castillo. Entre las casas ilustres nos encontramos con la del capitán de artillería Felipe Adrados, que se encuentra en la plaza de los 100 postes y la decora una placa que hace alusión por ser la vivienda de dicho hombre. También nos encontramos otras casas con escudos blasonados, que nos indican sobre la importancia que tuvo este lugar siglos pasados, algunos ejemplos son: la situada en la calle arena, la cual tiene en su fachada una estación del viacrucis, o la situada en la calle Rufino Cano Rueda. También dando un paseo por estas calles podemos darnos cuenta de que estamos dentro de la antigua judería.
En la carretera Caballar nos encontramos con el cacero de Santiago, el cual es una acequia que llega desde la Alameda, y comunica con la vivienda del obispo. Además, allí también tenemos el Humilladero del Cristo de la Calzada, esta construcción del s. XVIII alberga una imagen de Cristo crucificado con unas faldillas moradas, se encuentra en una hornacina. Esta imagen sale en la procesión de la carrera del viernes santo por la mañana. Monumento estatua de encierros junto a las casas tradicionales, este monumento se encuentra entre la plaza mayor y el castillo, como curiosidad las casas tradicionales se encuentran junto al arroyo Santa Ana, muchas de ellas tienen jabalcones algo similar a los soportales de la plaza, con ello se busca ganar terreno en altura de la calle, disponiéndose las vigas en oblicuo.