El acceso a la Villa siempre se ha de realizar cruzando un cauce fluvial. El llamado puente Grande, que evita el río Eresma, se levantó sobre uno anterior, de origen romano. Construido en el s. XVIII por la Comunidad de Coca, se eleva más de una decena de metros sobre el río, al cual se abre en un único y grande ojo, de medio cañón. El puente Chico hunde sus raíces en la Edad Media, si bien en su paramento puede seguirse el rastro de diferentes reconstrucciones, las cuales le dotan de su aspecto actual. Inicialmente de un solo ojo, apuntado, fue necesario construir un segundo, en prevención de los destrozos que causaba el río Voltoya en las épocas de crecida. El puente sobre el arroyo Balisa, de dimensiones sensiblemente inferiores a los dos anteriores, fue formado en el s. XIX siguiendo la tradición caucense de fábrica de ladrillo, en su base conserva dovelas de lo que debió ser un primitivo puente medieval.