Coca

Rodeada de imponente masa forestal y silueteada por el espigón interfluvial que forman los ríos Voltoya y Eresma, Coca se muestra al visitante como uno de los asentamientos poblados de manera continua más antiguos de la Península Ibérica.

El solar caucense fue habitado de forma estable en los primeros años del s. VIII a.C. y sus tierras han contemplado gentes de la cultura de Soto (s. VIII-V a.C.) primero, vacceos después (s. V-I a.C.), romanos, aquí nacerá en el año 347, Teodosio El Grande, uno de los tres emperadores romanos de procedencia hispánica, y visigodos más tarde, hasta enlazar la antigua ciudad de Cauca, con la villa de Coca, cabecera de la Comunidad de Villa y Tierra a la que da nombre, ya en los primeros tiempos posteriores a la reconquista (Alfonso VI, 1086).

Coca, en su cuarto milenio, muestra un legado arqueológico y artístico de primera magnitud: verracos prehistóricos, frescos romanos, torres románicas, la mole gótico-mudéjar de su castillo, el más puro de los renacimientos en los sepulcros de la familia Fonseca o el sencillo y majestuoso trazo de escoplo que se detecta en tallas como la imagen de Santa Ana, ya en los duros tiempos que supuso el s. XVII para sus gentes.

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Qué Ver

 

El castillo

Obra cumbre de la arquitectura militar mudéjar y gótica, el castillo de Coca se presenta al viajero como una impresionante mole de ladrillo, protegida por un potente foso que supera la veintena de metros de profundidad. Iniciadas las obras en los años finales del s. XV, una vez instalada la influyente, dentro de la corte castellana, familia Fonseca, se culminarán en los primeros años del s. XVI. El castillo es realmente un sueño realizado, al tiempo que una demostración de poderío. Nada en él se dejó al azar, siendo profusamente decorado tanto en su exterior como en el interior.

Las secuencias de pinturas con motivos geométricos, recorren todo el perímetro, haciendo diferente cada una de sus vistas. De igual manera, diferentes son todos y cada uno de los merlones que coronan su construcción. Como culmen a ésto, el pozo de escucha, espolón arquitectónico que se observa desde los jardines ubicados al sur del castillo, en la base del mismo y que permitía controlar el único punto no vigilable de la fortaleza, previniendo un ataque por el sistema de galería de minas. Tiene planta ligeramente irregular, debido a que se aprovecharon las paredes de la muralla defensiva de la Villa en sus lados sur y oeste.

Dentro de esa planta, el patio de armas, otrora cubierto de coloridos azulejos y rodeado de columnas marmóreas que seguían los órdenes corintio y compuesto, según relato de Pascual Madoz en los años centrales del s. XIX, y que fueron vendidas por el secretario del duque de Berwick. En su visita interior, el viajero no puede dejar de admirar todas y cada una de las bóvedas, obras maestras de su diseñador, Alí Caro; variado repertorio de soluciones, de las cuales se dotó hasta la más humilde de las salas de guardia del castillo. Y en sus paredes, siguiendo la línea decorativa del patio de armas, los geométricos, realizados en rojo, azul, blanco…, imitan la decoración de azulejos con la que la familia sorprendería al más ilustre de los visitantes.

www.castillodecoca.com

Tel. 617 573 554 - 921 586 622

 

Muralla Vaccea de Cauca

Citada por el historiador Appiano, la muralla que protegió la ciudad vaccea de Cauca apareció tímidamente en 2011 y 2013, pero sólo en 2014 ha podido ser documentada científicamente. Es de adobes y adobas sobre base de lajas de pizarra, esquisto y cuarcitas, se conserva hasta los 2,23 m de altura (tuvo entre 7 y 9 m), su grosor se estima en unos 6 m y su fecha de construcción, una vez analizados los restos cerámicos embutidos en ella, se sitúa hacia finales del s. IV o inicios del III a.C.

 

Muralla medieval y Puerta de la Villa

Estuvo la Villa rodeada de murallas, como lo estuvo Cauca Vaccea anterior a la llegada de los romanos.

Derribada por diversos avatares históricos, se conservan más de doscientos metros en posición original, entre los cuales destaca la puerta de la Villa o puerta de Segovia, uno de los accesos con los que en la antigüedad contó el recinto. Esta puerta, se enmarca en alfiz de ladrillo en su cara exterior, posiblemente realizada siglos después de la construcción del paramento murario. Sobre el alfiz, una galería corrida de ventanas rematadas en arco de medio punto, destinada a la defensa.

En su lado intramuros, destaca la representación pictórica, realizada sobre tabla y ubicada en el dintel de la puerta, del tema de la “Deesis”, muestra de la religiosidad de la Villa en sus años medievales. Dos ventanas rectangulares se abren en su parte superior, las cuales servían para dar luz a las estancias de la que fue cárcel del Concejo.

 

Verracos Vacceos

Zona de frontera en los siglos anteriores a la dominación romana, las influencias de celtíberos y vettones, los pueblos limítrofes, son sello distintivo de la arqueología caucense. Los verracos, esculturas zoomorfas realizadas en granito y características principalmente del pueblo vettón (ubicado en zonas de las provincias de Ávila y Salamanca), serían utilizados como hitos del territorio y reflejan la importancia de los movimientos ganaderos en esta zona ya desde la antigüedad.

Tres son los que se conservan en la Villa; uno dentro del recinto del castillo, junto a la cara sur de la muralla que penetra por él, y dos en el entorno de la puerta de la Villa. Singular cada uno de ellos por su estilo de ejecución, uno de ellos conserva, muy deteriorada, una inscripción funeraria, de época romana, dando cuenta del que sería su último uso, el de monumento fúnebre.

 

Iglesia de Santa María la Mayor

Dominando la Plaza Mayor, se eleva una gran construcción de ladrillo en muro con piedra caliza en contrafuertes, de gran simpleza de líneas en su exterior, roto únicamente por los restos conservados de la primitiva iglesia románica: la parte inferior de la torre, del mismo estilo que la de San Nicolás, y las paredes de la que fue capilla del obispo de Cádiz, construida en el s. XV. Su interior se muestra con uno de los más destacados templos de comienzos del s. XVI en la provincia, siguiendo un esquema utilizado, por ejemplo, en la iglesia del monasterio de El Parral, en Segovia. De nave única, cubre el templo una bóveda de crucería, obra posiblemente, de Juan Gil de Ontañón, pues se encontraba en la Villa durante las obras.

El coro, situado a sus pies, se contrapone al altar mayor, impresionante obra, con columnas de orden gigante. Concebida como capilla funeraria de la familia Fonseca, guarda cuatro sepulcros de estilo puro italiano y realizados en buen mármol de Carrara, creados en ese país por Domenico Fancelli y su discípulo español Bartolomé Ordóñez, conectando en su ejecución con el de los Reyes Católicos, ubicado en la capilla Real de Granada. Merecen destacarse, además, las tallas del Santo Cristo de San Nicolás, románico del s. XIII y proveniente de la iglesia de la desaparecida iglesia de San Nicolás; la de Santa Ana, de comienzos del s. XVI; el Calvario, de la misma época y que sigue los parámetros de Berruguete; el sepulcro de Antonio de Fonseca.

 

Torre de San Nicolás

Único resto visible de la desaparecida iglesia románica de San Nicolás. Su sistema constructivo, forma junto con el de la torre de Santa María la Mayor, un estilo diferenciado en el románico segoviano: filas de arquerías ciegas en el primer cuerpo, abiertas en el segundo, espina de ladrillos o mampostería en cada uno de sus cuatro lados, aterrazamiento en la parte superior conseguido mediante una bóveda de gran calidad y una destacada función al margen de lo sagrado: su posición, cercana al valle del Eresma, la convertía en una poderosa atalaya defensiva desde la que se controlaban los accesos por el norte a la Villa.

 

Ermita de Santa Rosalía

En la zona conocida como las conejeras, extramuros de la Villa, se edificaba en el año 1728, con patrocinio de D. Gaspar de Sarabia, esta ermita rural, de unas dimensiones modestas, pero una profusa decoración moldurada en su bóveda de cañón. Presidiendo su fachada, el escudo de la familia, en piedra caliza blanca.

 

Hospital de la Merced

Contó la Villa con tres hospitales en los años centrales de la Edad Media. De ellos, sólo el de la Merced ha llegado a nuestros días. Aunque las primeras noticias conservadas de él remiten a 1442, este hospital debió comenzar su actividad mucho tiempo antes.

Se construyó, siguiendo criterios higiénicos de la época, partiendo de un cuerpo central de distribución, con capilla, y dos alas a ambos lados. El edificio original fue derribado en los últimos años del s. XIX, siendo sustituido por el actual, realizado en cadenas de ladrillo y adobe, siguiendo la planta del anterior.

 

Domus-Romana

Junto al edificio de los Cinco Caños, al norte del cauce del río Eresma, se conservan los restos de lo que fue, posiblemente la residencia de un magistrado municipal de la antigua ciudad romana de Cauca. Los cerca de 200 m conservados, ofrecen frescos coloridos, con diferentes composiciones, llegando a alcanzar los dos metros de altura.

 

Puentes

El acceso a la Villa siempre se ha de realizar cruzando un cauce fluvial. El llamado puente Grande, que evita el río Eresma, se levantó sobre uno anterior, de origen romano. Construido en el s. XVIII por la Comunidad de Coca, se eleva más de una decena de metros sobre el río, al cual se abre en un único y grande ojo, de medio cañón. El puente Chico hunde sus raíces en la Edad Media, si bien en su paramento puede seguirse el rastro de diferentes reconstrucciones, las cuales le dotan de su aspecto actual. Inicialmente de un solo ojo, apuntado, fue necesario construir un segundo, en prevención de los destrozos que causaba el río Voltoya en las épocas de crecida. El puente sobre el arroyo Balisa, de dimensiones sensiblemente inferiores a los dos anteriores, fue formado en el s. XIX siguiendo la tradición caucense de fábrica de ladrillo, en su base conserva dovelas de lo que debió ser un primitivo puente medieval.

 

Arquitectura popular

Sorprende al viajero que se acerca hasta la Villa, el singular sistema de colocación de las tejas sobre las casas caucenses: hiladas de tejas entrelazadas en sentido longitudinal y posición cóncava.

El reparto de espacios en la casa típica, se compone de una planta baja, en la que se desarrolla la vida, un desván, el típico “sobrao”, visible al exterior por las pequeñas ventanas, “tragaluces”, y en muchos de los casos, una bodega en el subsuelo, para producir el famoso, en tiempos medievales y modernos, vino de Coca. Se conserva del s. XVII la casa blasonada de la familia Sarabia, en la calle Valdenebro. Su escudo, compuesto de cuartel único y cinco flores de lis, da cobijo a la puerta. Junto a la casa, construida íntegramente en ladrillo, el portón labriego completa la fachada.

En su remate, el alero, formado por ladrillos construidos en cuarto de círculo, típico de la época. En los años finales del s. XVIII se introducía un peculiar sistema de remate en los aleros, aún visible en el solar caucense, especialmente en la calle, de la Real Fábrica de Cristal: lajas de pizarra. El edificio por excelencia que conserva este sistema, en la calle mencionada, es el de la antigua Real Fábrica de Cristal, en la confluencia entre la citada calle y la calle Mesonero Mayor de Castilla.

 

Eclecticismo y Racionalismo:

Arquitectura del s. XX

Todavía los años treinta del s. XX dieron cabida a la fantasía arquitectónica. De esa década datan la Casa de Villa y Tierra, diseñada por el arquitecto D. Andrés Cevallos y que se muestra fiel a los sistemas tradicionales de la Villa: ladrillo, arquerías, pizarra… un sinfín de soluciones distribuidas alrededor de las magníficas vidrieras que iluminan el salón de actos, cuya techumbre es un auténtico monumento a la madera, base de la economía local.

También el actual centro cultural Fonseca, fue destinado en sus primeros momentos a colegio de niños. Distribuido según los criterios de la arquitectura racionalista de época republicana, se compone en plano dos alas, a las que sumar un pabellón abierto, todo ello unido por un cuerpo central poligonal.

 

De Excursión

 

Cuéllar

Destacan: el Castillo-Palacio de los duques de Alburquerque, el magnífico conjunto de iglesias mudéjares -San Esteban, San Andrés, San Martín, etc.- y el Centro de Interpretación del Arte Mudéjar, las murallas que circundan el casco histórico con sus puertas de entrada y su entorno natural.

 

Martín Muñoz de las Posadas

Se puede visitar el Palacio del Cardenal Espinosa s. XVI, el Ayuntamiento de estilo neoclásico italiano, la iglesia gótica en cuyo interior se muestra “El Calvario” de El Greco, la Fuente Vieja... En los alrededores, el puente de ladrillo medieval en el arroyo, la ermita, el antiguo molino de piedra y el puente gótico.

 

Santa María la Real de Nieva

Esta Villa posee uno de los conjuntos histórico artísticos más completos en cuanto a relieves historiados en sus capiteles, franjas y arquivoltas. Situado en un antiguo convento de dominicos, su iglesia con claustro y portada del templo de principios del s. XV han sido declarados Monumento Nacional.

 

Ciruelos de Coca

Iglesia parroquial de San Cipriano en cuyo interior hay un cáliz de 1558.

 

Villagonzalo de Coca

Iglesia parroquial dedicada a San Juan Bautista. Es de estilo mudéjar y en su interior hay una imagen románica de madera conocida como la Virgen de Neguillán.

 

Medio Ambiente

8.000 hectáreas de monte público catalogado, y con sello de certificación PEFC, así como otros tantos privados conforman una superficie forestal poblada de pino piñonero y preferentemente resinero. Coca produce la resina de mejor calidad del mundo, con una proporción del 27% de aguarrás sobre el total. El municipio ha sido pionero en la demanda por la compensación de los servicios ambientales de los montes: oxígeno, fijación del CO2, regulación del clima, ocio, etc. Igualmente se caracteriza por la instalación del mayor número de kw/habitante en calderas de biomasa. Proyectos por los que ha sido merecedora del primer Premio Nacional de Desarrollo Sostenible del Medio Rural 2010; Bandera Verde 2009 y 2010; Premio de las Cortes de Castilla y León 2007 al desarrollo rural sostenible, etc.

 

Fiestas

 

Febrero

Santa Águeda: el 5 de febrero. Carnavales: durante los carnavales se celebra la tradicional fiesta de los quintos.

 

Mayo

Santa Cruz: del 2 al 4 de mayo.

 

Junio

San Juan: el 24 de junio, fiesta con cabezudos, bailes, toros de fuego y la tradicional quema del pelele con bailes alrededor de la hoguera.

 

Agosto

Nuestra Señora y San Roque: los días 15 y 16 de agosto, fiesta grande de la localidad, donde no faltan los tradicionales encierros de toros, las capeas, toros de fuego, fuegos artificiales y un largo etcétera de actividades de entretenimiento y diversión. Toro de fuego: declarados Fiesta de Interés Tradicional desde 2015.

 

Septiembre

Fiestas en el barrio de Villagonzalo de Coca: el primer fin de semana de septiembre. Fiestas en el barrio de Ciruelos de Coca: el segundo fin de semana de septiembre.

 

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AdmirorGallery 5.2.0, author/s Vasiljevski & Kekeljevic.