Ira es una historia de rabia, pero sobre todo es una historia de mitos. Mitos que se rompen... o que se convierten en realidad, que a veces es peor. Es la furia de los secretos que explotan en mitad de la noche para dinamitar todo a su alrededor. Para provocar giros de 180 grados y vueltas de campana a la vida. Eso es Ira; la llamada de Dolores a su hijo a una hora en la que sólo tienen voz las malas noticias. Como si su nombre, Salvador, fuese capaz de curarle el suyo. Una llamada para destrozarle el descanso en el día antes a su ascenso. Una llamada que provocará la caída. La llamada de la realidad.En Ira gritan la desesperación y la ambición, el miedo y la culpa, la injusticia y el egoísmo hasta convertirse en risa; sarcástica, nerviosa o histérica, pero en risa. Porque a veces las peores desgracias se transforman en las mayores comedias. «Ira es una obra que nos habla de esa capacidad tan humana de deshumanizarnos por creencias, por ideas... Esa capacidad de deshumanizar que tiene la especie humana, ya sea por miedo, por codicia, por ambición», escribe Julián Ortega, su autor e intérprete, a quien acompaña Gloria Muñoz en este grito urgente dirigido por Dan Jemmet.Madre e hijo, hijo y madre, tratarán de poner a salvo de toda indignación su relación, ya de por sí mitificada desde su propia esencia. No será fácil; nunca lo es cuando el amor en los tiempos del cólera escapa de las páginas del realismo mágico.
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