Aunque la provincia de Segovia no está considerada como una de las grandes zonas enoturísticas de España, pocas provincias del estado pueden presumir de, en sus apenas 24 bodegas, tanta variedad vitivinícola en tan poco territorio. Se puede decir que no hay rincón de la provincia donde no se cultive la vid, de norte a sur y de este a oeste. Si a ello le unimos su gran patrimonio cultural, paisajístico y gastronómico, nuestra provincia se constituye en un destino idóneo para el turismo de interior con el mundo del vino como centro.
En la provincia se pueden distinguir 3 grandes zonas de importancia vitivinícola, la zona de la D.O. Rueda, situada al noroeste en la Campiña Segoviana, y la de mayor tradición en nuestra provincia; D.O. Valtiendas, la más joven, situada en el extremo norte, y la D.O. Ribera de Duero que roza nuestra provincia en su extremo norte.
Cada una de ellas ofrece una personalidad propia muy marcada y cada una de ellas es diferente a las demás, pero al mismo tiempo complementaria. La elaboración de los blancos en la zona de la Campiña Segoviana se remonta a tiempos inmemoriales, tal y como avalan las innumerables bodegas excavadas en el subsuelo, sin contar otras más grandes como la del antiguo Monasterio del Parral. Alguna de estas bodegas produce aún vino siguiendo los viejos cánones valiéndose de la prensa de viga y canto y su rudimentario sistema de palanca, como ya hicieran los romanos.
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