Lost Dog vuelve al Teatro Juan Bravo más de tres años después de perderse por nuestra sala de exposiciones porque siempre es importante reencontrarse con las buenas lecciones.
Han pasado ya mucho frío y lluvias desde que Cal y Canto nos presentó a ese perro perdido al que su dueño ha abandonado en una cuneta; sin beso de despedida ni luces de emergencia.
Han pasado ya muchos días con sus respectivas noches, pero en ese espacio de tiempo muchos niños se han hecho mayores y otros han crecido y están en edad de aprender que el abandono y el maltrato animal no pueden ser consentidos.
Por eso esta compañía, experta en teatro de calle y en el tratamiento espacial de los objetos, volverá a colocar a Lost Dog de forma poética en un espacio lúgubre, en mitad de la nada y de la noche.
Volverá a pasearlo por las puertas de los locales de mal ambiente, donde huele a grasa, se oyen gritos y se siente el miedo. También volverá a hacerle tiritar de frío y volverá a tenderle una mano amiga en mitad de la miseria.
Lost Dog es uno de esos espectáculos necesarios para entender que a veces el animal es más humano que el ser y que es importante preguntarse desde pequeños de dónde viene la expresión con el rabo entre las piernas; quizás así deje algún día de existir.
Más información: teatrojuanbravo.org
