Las Murallas A pesar de que el primer objetivo de una muralla era militar y defensivo, tenía otras importantes funciones como la de recaudación de impuestos (derecho de portazgo), protección contra enfermedades, control de mercancías o derechos de justicia. Todo esto la convertía en el símbolo de poder más importante durante la Edad Media en la comarca donde se encontraba. Por lo tanto, el derecho de construír una muralla era un privilegio que era concedido como “derecho de almenaje”. Las Murallas, como elemento defensivo, se construían estratégicamente, a ser posible en los lugares más inexpugnables: puntos más altos de un territorio o lugares protegidos por grandes pendientes o cauces de ríos. Su construcción se puede fechar a partir de la segunda y definitiva repoblación de Cuéllar por Alfonso VI en 1085, aunque no están documentadas hasta 1264. Se terminan de construir y reforman durante los siglos XII al XVI, destacando las obras llevadas a cabo por el II Duque de Alburquerque hacia el año 1500. Declaradas Monumento Histórico Artístico en 1931, las murallas de Cuéllar ocupan gran parte del Conjunto Histórico de la Villa. Su ubicación en la parte más alta del municipio le proporciona una situación privilegiada para la vigilancia y la defensa, destacando sobre el conjunto el Castillo – Palacio de los Duques de Alburquerque, principio y fin de las mismas. Pero, a parte de su valor histórico, artístico y monumental, las murallas de Cuéllar son un magnífico mirador para contemplar una villa llena de historia enmarcada en un mar de pinares. Una imagen que te costará olvidar. Pasea por su adarve, por donde siglos atrás los soldados medievales hacían el paso de ronda; déjate transportar a una época crítica de la historia de España, deja que las murallas re descubran sus escudos, saeteras, almenas, merlones y rastrillos, sus secretos y los de Cuéllar.