Un cuerpo, cuatro generaciones

Un cuerpo, cuatro generaciones

“Odiamos los bigotes falsos y los polvos de talco en el pelo para parecer un señor mayor. Lo hacemos todo con el cuerpo, la voz y el teatro. Porque al final el teatro es un diálogo entre el espectador y los intérpretes que estamos en el escenario. Una comunicación para que el público se lo crea todo”. Así resume la segoviana Esther Berzal, directora de la obra ‘Mi dolor es…’ en la que la misma actriz interpreta a mujeres de distintas generaciones o recrea a un hombre simplemente con su movimiento, sin atrezzo. Pocos ejercicios parten tanto del alma de la actriz, tan convencida del papel que no necesita ayuda externa para convencer.

Es autoficción, un género en el que el autor sale también al escenario para contar un pasaje relacionado con su vida; en este caso, Berzal usa el ejemplo de su abuela materna y la importancia que tienen los nombres a la hora definir quienes somos. “La línea que divide la ficción de la realidad es muy difusa. Ahí está el intríngulis. La historia de mi abuela es verdad pero hay muchas cosas que me he inventado”.

Hay tres intérpretes; Alicia Calero, Alicia de Pablo y la propia Esther. La primera, conocida entre el grupo como Alice, hace de la abuela de Esther con 7, 17, 47 y 89 años, la edad que tiene realmente su abuela, que acudirá al estreno en el Teatro Juan Bravo el domingo a las 20:00 horas. Mientras, De Pablo interpreta a personas que causaron dolores a esta mujer, intencionadamente o no. Lo que sigue son pequeños spoilers como una hermana que resultó esconder elementos clave de su identidad, un empresario de poco fiar o un médico que no siguió precisamente los cánones de su profesión.


El ambiente es clave. “Nosotras jugamos mucho con el espacio escénico”. No hay escenografía como tal, pues actúan en caja negra, pero hay elementos como una rampa, una balanza o botes de patatas de Pringles pintados. El colorido del vestuario está basado en una vajilla blanca con flores azules de su abuela.

Teatro de acción
La compañía H El Arte se caracteriza por el teatro de acción. Se trata de un teatro físico en el que el cuerpo y las acciones predominan ante el texto; si hubiera que representar ‘Romeo y Julieta’, se darían un beso en lugar de decirse que se quieren. De esta forma, las actrices cambian de personaje en función del cuerpo. “Alicia Calero, para convertirse en mi abuela con 89 años, encuentra un cuerpo distinto al que tiene la de 7 o 17. Y con eso se modifica su voz, la actitud y todo el desarrollo del personaje”. Lo mismo ocurre con Alicia de Pablo, que pasa por hombres y mujeres.

La autoficción fue, en parte, un ejercicio de supervivencia. “Se empezó a caer gente de la obra y dije: ‘No puedo hacer la obra solo con dos personas. Me tengo que meter yo para llenar un poco el escenario’. Y la única forma de dirigir la obra y formar parte del elenco era siendo yo”, subraya la segoviana, que pide no menospreciar nunca el proceso de meterse en un personaje y respetar el papel principal del casting. El libro ‘Autoficciones’, de Sergio Blanco, terminó de dar cuerpo a la idea.

Y el resultado es sorprendente. “De repente ves que tu amiga es tu abuela… Y lo que mola del teatro es que te lo crees. Estando dentro es verdad. Y es que a Alicia le cambian los ojos; los tiene verdes y se le ponen marrones. Es muy fuerte”. Una de las partes más emocionantes de la historia es que su abuela, que nunca habló con su padre, le pide a ella que escriba a su padre. En esencia, resucitar a alguien que nunca estuvo vivo. La obra es parte del Ciclo de Nuevos Valores del Teatro Provincial Segoviano, dura aproximadamente una hora y 20 minutos y el precio de las entradas es de siete euros.

También tratan la influencia de los nombres; De Pablo interpreta a tres mujeres distintas que se llaman Concepción; las dos Alicias, las actrices, son muy distintas. Esther lanza preguntas: ¿Los nombres nos unifican? ¿Es el nombre lo único capaz de igualarnos o es lo que nos diferencia? A pesar de ser iguales, ¿dos personas que se llaman diferente tienen más en común que dos personas diferentes que se llaman igual? “Esther con H tiene más personalidad que sin ella. Yo no sería la misma persona si me llamase Ester. Qué feo”, sonríe. “Me emociono”. La obra promete.

Obra

Fuente: El Adelantado de Segovia