Aumenta el número de viviendas de uso turístico en Segovia con buenas perspectivas de cara al verano

Aumenta el número de viviendas de uso turístico en Segovia con buenas perspectivas de cara al verano

A punto de iniciarse el verano de 2023, las expectativas turísticas en toda la provincia son positivas y las posibilidades de acoger a visitantes crece cada año. Además de los establecimientos de turismo rural, brotan en los pueblos las viviendas de uso turístico que representan la última categoría incorporada al sector.

En el conjunto de la provincia de Segovia existen, según los últimos datos el Instituto Nacional de Estadística (INE) un total de 737 establecimientos de este tipo, que suman 5.449 plazas o camas.

La evolución de cifras representa un importante incremento a lo largo en los últimos tiempos, puesto que en 2021, sólo hace dos años, había 680 viviendas turísticas con 4.800 plazas.

Se da la circunstancia de que en algunos municipios de Segovia existen más plazas de alojamiento para turistas que habitantes censados. El caso más llamativo lo protagoniza Ventosilla y Tejadilla, que curiosamente es el pueblo con menos población de toda la provincia. Existen cinco viviendas turísticas que dan cabida a 46 personas, cuando la población empadronada no llega a 20 residentes. Hace solo unos meses que se ha abierto la última de esas viviendas. Pero también antes, con cuatro alojamientos, el número de turistas potenciales duplicaba al de habitantes residentes.

No es el único caso. Arahuetes, con 28 personas empadronadas, acoge tres viviendas turísticas con capacidad para 46 huéspedes. El pueblo consagrado en la televisión como Sagrillas, el pueblo de los protagonistas de la serie ‘Cuéntame cómo pasó’, ha experimentado un incremento en cuanto a alojamientos rurales. Los atractivos naturales del entorno atraen a muchos visitantes a este pequeño pueblo.

Otro caso es el de Pelayos del Arroyo, que cuenta en su padrón municipal con 42 habitantes. Pero acoge siete viviendas turísticas con capacidad para 60 personas. Este pueblo está ubicado junto a otro municipio de gran pujanza en turismo rural, como es Sotosalbos, con diez viviendas turísticas y también 60 plazas de alojamiento. Y sin embargo, desde hace unas semanas, ni siquiera tiene bar en el pueblo, ya que ha cerrado recientemente el conocido Grillo Blanco.

Uno de los pueblos segovianos que prácticamente equipara el número de plazas de alojamiento con el de habitantes es Fuentidueña. En los últimos años se han levantado en esta villa, situada junto al río Duratón, una serie de pequeñas casas rústicas en un complejo situado junto al camino del embalse de Las Vencías.

No son los únicos casos en que se da esta paradoja en que las plazas de alojamiento llegan a superar a la propia población. Se encuentra en otros 142 municipios españoles. Un tercio de ellos está en Cataluña, una de las comunidades autónomas más masificadas por el turismo. Zonas como Salou, Llorent de Mar o Roses, son algunos de los destinos predilectos para los que viajan a esta autonomía y donde las plazas turísticas crecen por encima de sus habitantes, especialmente en temporada alta.

Son algunas de las conclusiones que se extraen del Atlas de Contribución Municipal del Turismo en España elaborado por Exceltur, Alianza para la Excelencia Turística, del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, que analiza los principales destinos por relevancia turística y contribución social en 2022.

En Segovia, como es lógico, el municipio con más viviendas turísticas es la capital, con 130 establecimientos que dan cabida a 584 personas. Le sigue El Espinar, con 48 viviendas y capacidad para 424 personas. Riaza, el Real Sitio de San Ildefonso, Torrecaballeros o Pedraza continúan en la lista ordenada por cantidad.

La distribución por zonas de la oferta turística es desigual en la provincia. El propio Ministerio de Justicia tiene una estadística en la que lo distribuye por partidos judiciales.
Lo más llamativo de este mapa es el bajo grado de infrestructuras turísticas que tiene la zona de Cuéllar. De hecho, la propia villa ducal no aparece, pese a su tamaño, entre las localidades de la provincia con más plazas donde alojarse. Le superan otras de menor tamaño.

Salvo en campings, en el resto de establecimientos, la comarca de Cuéllar es la que menos oferta de alojamientos tiene. Sus 1.213 camas se reparten en dos albergues (76 plazas), siete apartamentos (89), un camping (384), 11 hoteles (236), y 39 establecimientos de turismo rural (428).

Por el contrario, Segovia encabeza el listado en hoteles y apartamentos. Y la comarca de Sepúlveda destaca por casas de turismo rural.

El empuje de las viviendas con fines turísticos representa la recuperación de una actividad que se consolida en nuestro país después de tres años de pandemia, y que desde entonces mira más al medio rural.

A pesar de ser 2023 uno de los años más caros, como consecuencia de una inflación disparada -en abril repuntó hasta el 4,1%- la actividad turística no ha cesado desde el verano del año pasado cuando el sector experimentó un empujón y ha llegado, incluso, a batir récords en la pasada Semana Santa en cuanto a cifras de ocupación.
Junto a las viviendas turísticas están experimentando un gran empuje los albergues o los campings, que aprovechan el impulso que vive el sector para expandirse.

A nivel regional, la provincia que más establecimientos turísticos tiene de Castilla y León, es Ávila, con 1.851, lo que representa el 18,5 por ciento del total de la Comunidad. Le sigue muy de cerca León, con 1.720 (17,2 por ciento) y, aún por encima del millar, se encuentran Salamanca con 1.453 (14,6 por ciento), Burgos con 1.232 (12,3 por ciento) y Segovia con 1.070 alojamientos de todo tipo (10,7 por ciento). Por el contrario, Palencia apenas tiene 487 establecimientos (4,9 por ciento), Valladolid representa solo el 6,8 por ciento con 678, Soria cuenta con 737 (7,4 por ciento) y Zamora acumula 763 alojamientos, el 7,6 por ciento del total.

La distribución cambia en lo que se refiere a las plazas, ya que León lidera por encima de Ávila con 35.737, el 18,6 por ciento del total de la Comunidad. De hecho, la provincia abulense es la cuarta con 26.814 plazas, el 14 por ciento, superada también por las 28.978 plazas turísticas de Burgos (15,1 por ciento) y las 27.692 de Salamanca (14,4 por ciento).

Entre estas cuatro provincias acumulan más de tres de cada cinco plazas turísticas de Castilla y León y el 62,6 por ciento de los establecimientos. Muy por detrás, en cuanto a plazas, se encuentran Segovia con 19.570 (10,2 por ciento), Valladolid con 15.818 (8,2 por ciento), Soria con 14.950 (7,8 por ciento), Zamora con 12.971 (6,7 por ciento) y Palencia, que no llega a las 10.000 al quedarse en 9.574, apenas un cinco por ciento del total.

Por categorías, el mayor número de hoteles se encuentra en Burgos (130), mientras que en hostales y pensiones lidera León con 203 y 132 respectivamente. Además, la provincia leonesa cuenta con el mayor número de plazas entre los tres tipos de establecimientos, un 19 por ciento del total de la Comunidad, seguida por Salamanca (17 por ciento), Burgos (16 por ciento) y Valladolid (13 por ciento).

El grado de uso residencial, clave en la clasificación
Aunque la regulación turística corresponden a cada comunidad autónomas, existen algunos aspectos generales que son prácticamente comunes en todas las regiones.
De este modo, un Apartamento Turístico (AT) tiene que estar equipados por un mobiliario, ofrecer servicios de manera profesional y habitual, y preparado para ser ocupado inmediatamente. En su interior se podrán consumir, conservar y elaborar alimentos y bebidas. Se identifican con placa distintiva con las letras AT.

La categoría se establece por llaves y cada uno de ellos cuenta con una signatura única.
Por su parte la Vivienda de Uso Turístico (VUT) hace referencia a una ocupación de menos de un mes, ya que si se excede estaríamos hablando del alquiler de la propiedad. Estos pisos, casas o apartamentos están sujetos a requisitos de habitabilidad, seguridad, accesibilidad, capacidad por metro cuadrado o atención de consultas, entre otros. Se identifican con una placa azul con las letras VUT.

Algunas de las diferencias entre los AT y VUT hacen referencia a que los primeros no pueden tener uso residencial, mientras que las VUT sí. Es decir, el propietario puede vivir por un tiempo en la Vivienda de Uso Turístico y cederla durante otros periodos.

Las casas rurales y los bloques o conjuntos de pisos, casas, villas, chalés o similares que ofrezcan, de manera “profesional y habitual”, mediante precio, se consideran alojamientos turísticos. El matiz de “profesional y habitual” es importante para fijar la frontera entre una y otra.

Los requisitos de los AT son más exigentes, ya que su estatus jurídico es más similar al de un hotel que al de una VUT. Los requisitos para las VUT, son más flexibles. En este sentido, en los apartamentos son también más exigentes en cuanto a mobiliario e instalaciones.
La duración de la estancia en una VUT no puede ser superior a un mes, mientras que en los Apartamentos Turísticos (AT) puede prolongarse más tiempo.

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Fuente: El Adelantado de Segovia