El primer cementerio civil El Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso ha incluido el cementerio de La Granja como recurso patrimonial y turístico, con el fin de poner en valor y difundir la importancia histórica y singularidad del que es considerado el primer cementerio civil construido en España. Así y con el objetivo de que se conozca la importancia histórica de este espacio, el Ayuntamiento del Real Sitio ha colocado un panel informativo en la puerta principal de acceso al cementerio con el objetivo de informar sobre la singularidad del cementerio de La Granja, siendo el primer cementerio civil de España y el segundo extramuros. En cada una de las puertas se ha señalizado el acceso a la ermita y las diferentes capillas y cuarteles del cementerio, tomando como referencia la información contenida en la litografía documentada en 1787 y que se ha reproducido como documento histórico en el panel informativo. La historia del cementerio se remonta a 1781, cuando una grave epidemia de peste provocó una gran mortandad, y que fue atribuida al hedor que exhalaban los cadáveres sepultados en el atrio de la iglesia parroquial. Este hecho obligó al gobierno de Carlos III a tomar una serie de medidas, a través del Consejo de Castilla, que afectaron a la salubridad pública. De esta forma, los camposantos se apartaron de las poblaciones, con el objeto de preservar la salud pública, siendo el Real Sitio de San Ildefonso el primer municipio en realizar las inhumaciones en un cementerio. Desde ese momento, numerosos cementerios civiles tomaron como modelo el del Real Sitio y se fueron ubicando en lugares apartados de las poblaciones, bien ventilados, cercados y con una capilla en el interior, además de un osario. El hecho de ordenar y construir el cementerio de San Ildefonso antes de la emisión de la Real Cédula de 3 de abril de 1787, por la que se prohibían los enterramientos en las iglesias salvo para los prelados, patronos y personas del estamento religioso, hace de él, no sólo el primer cementerio civil construido en España, sino un centro de experimentación, de ejemplo y de cita obligada en el resto de construcciones de recintos específicamente dedicados a la recepción de cadáveres. La elección del lugar para la construcción del primer cementerio civil en España, en el Real Sitio de San Ildefonso, no fue al azar. El establecimiento definitivo de la Corte, la consolidación del trazado urbanístico, el aumento de la población en torno a la residencia del monarca, la presencia de personalidades importantes del mundo de la Corte y la posibilidad de que alguno de ellos falleciese allí, fueron razones de peso para poner en práctica un nuevo proyecto que colocó al cementerio del Real Sitio en ejemplo arquitectónico para toda España y puede afirmarse que es el cementerio más fiel a los postulados ilustrados (apartado de la población, en un lugar bien ventilado, sin contacto con la población, cercado, con una capilla y sus dependencias en el interior y con un osario). En la configuración y estructura del cementerio se pueden distinguir varias etapas, destacando la clasificación de los nichos denominados de Primer Orden (destinados para los Abades del Real Sitio, Prelados con Jurisdicción Episcopal, Grande de España, Ministros de Despacho, Consejeros de Estado, Capitanes Generales, Tenientes y Gentiles Hombres de S.M.), de Segundo Orden ( destinados a Canónigos de cualquier iglesia catedral o colegial, los Consejeros o Ministros de las Audiencias, Gobernadores de los Reales Sitio, Corregidores, Abades Mayores, títulos de Castilla, Mariscales, Brigadieres, Coroneles, Comandante de Armas y Caballeros de alguna Real orden) y de Tercer Orden (destinados a los primeros empleados de S.M. del Real Sitio, jefes y maestros de sus establecimientos y otras personas decentes, adultos y párvulos de honradas y honestas familias). Fuente: El Adelantado de Segovia