Museo del Trillo, un oficio que puso a Cantalejo en el mapa Hasta los años sesenta/setenta del siglo XX la ciudad de Cantalejo era conocida en toda España por la buena factura de sus trillos, imprescindible herramienta de labranza en tierras de cereal. En las páginas de El Adelantado, Francisco Fuentenebro, cronista oficial de este municipio Segoviano, e Hijo Predilecto del mismo, explicaba en julio de 2019 que Cantalejo fue lugar o aldea de Sepúlveda hasta el siglo XVII y sostiene que las primeras palabras escritas en ‘gacería’, la jerga profesional creada por trilleros y tratantes de ganado para mantener cierta discrección en las operaciones comerciales, aparecen en unas Ordenanzas de 1519 en las que la villa sepulvedana se dirige al Ochavo de Cantalejo. El motivo es la tala de árboles y el uso de la madera para hacer trillos y es el primer documento donde figuran dos términos del argot del oficio: ‘chiflos’ y ‘chiflones’, palabras procedentes del árabe que en gacería significan trillos. La palabra trillo viene del latín ‘trigolum’ pero la ‘chifla’ es el tipo de piedra utilizado para ‘enchinar’. Los trilleros de Cantalejo y otros pueblos de la comarca como Cabezuela, Fuenterrebollo, Sebúlcor y Navalilla utilizaban desde tiempo inmemorial los pinares de la zona para hacer trillos y Fuentenebro explica que otro documento, de 1761, ya en el reinado de Carlos III, además de castigar a algunos de estos artesanos “por robar pinos” informa de que la sobreproducción de trillos había motivado ya que algunos buscaran otros mercados en pueblos de La Mancha. Cantalejo dejó de ser aldea para convertirse en villa en 1640, gracias a uno de los médicos de Felipe II, que compró la localidad por 15.000 maravedíes, según el cronista. En época más reciente, en 1926, el Rey Alfonso XIII le concede el título de ciudad, la segunda de la provincia después de la capital. El trillo, de origen romano, se utilizaba para el desgrane del cereal. Se compone de una serie de tablas en las que se insertan pequeñas piedras de sílex que sirven como elementos de corte. Cantalejo se convirtió a mediados del siglo XX en un gran centro de producción de trillos, que se comercializaban en prácticamente toda España. Llegaron a fabricarse entre 30.000 y 60.000 unidades al año y, cada primavera, eran centenares los carros cargados con trillos que salían de este municipio en dirección a todas las regiones cerealistas. EL MUSEO El Museo del Trillo está ubicado en la carretera de Sepúlveda nº 52 de la ciudad de Cantalejo. La entrada es libre y puede visitarse en periodos vacacionales como Navidad y también concertando visitas con solicitud previa de fecha y hora en el Punto de Información Juvenil Los Briqueros (calle de Pedro Sanz, nº 8 de Cantalejo) o en el correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. El Ayuntamiento de Cantalejo ha informado de que abrirá el sábado 14 y el domingo 15 de enero, de 17 a 20 horas, y el día 16 de 12 a 14 horas. A partir de seis temáticas: Siembra, Siega, Acarreo, La Trilla, La Limpia y El Granero, en sus salas pueden contemplarse imágenes, aperos de labranza, utensilios y maquinaria utilizada en otros oficios, como el de resinero. Además, hay una sala donde se proyecta un audiovisual de unos 17 minutos que muestra de forma muy didáctica cómo se elabora un trillo. Cuenta con una sala de exposiciones temporales, donde también se organizan otras actividades como presentación de libros y charlas o conferencias. De la importancia del trillo de Cantalejo como elemento cultural etnográfico, da idea el hecho de que el Centro de Investigación de Patrimonio Etnológico, ubicado en el Museo del Traje de Madrid, dispone, entre su amplio fondo, de un trillo de esta localidad segoviana datado en 1925, que fue adquirido y usado en Iniesta (Cuenca) hasta cerca del año 1978, e ingresó en el museo en 1986. Fuente: El Adelantado de Segovia