Una visita a la Cueva de los Enebralejos, en Prádena Junto a la localidad segoviana de Prádena se abre una de las cavidades más espectaculares e interesantes de Castilla y León. Y aunque seguramente los hombres que las utilizaron como refugio y cementerio hace unos 4.000 años no las veían con los mismos ojos, la verdad es que tampoco extrañaría mucho imaginar que debieron quedar extasiados ante el prodigio de colores y formas que el agua y el aire han ido tejiendo, en secreto y sin prisas, bajo el suelo de la sierra de Guadarrama. Puede que haya quien piense que para ellos no fueran más que un mero refugio natural de dimensiones insondables abierto bajo la tierra y sólo malamente vislumbrado a la luz tenebrosa de sus antorchas y hogueras. Pero aún así, algo debieron de ver en ese laberinto repleto de formas sorprendentes y bellas para adentrarse hasta lo increíble sin más conocimiento del terreno ni tecnología que lo rudimentario. Si aún hoy sobrecoge la apabullante sensación de inmensidad laberíntica, creciente a medida que se recorren los 500 metros de pasillos acondicionados para la visita turística, más o menos los mismos en los que se han encontrado rastros ancestrales de paso humano por ellos, ¿qué imágenes o sensaciones debían de albergar en sus mentes aquellos pobladores primitivos al transitar bajo un cielo de estalactitas abierto en mil oquedades de recorrido incierto, al escuchar, rompiendo el denso silencio que acogota las entrañas del subsuelo, el goteo esporádico de las nubes de lanzas calcáreas en continua formación, al perder el rumbo de entrada o de salida confundidos por el juego de sombras cambiantes alimentado por las antorchas…? Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en la cueva, que fueron descubiertas de manera fortuita mientras se perforaba un pozo para sacar agua en los años 30 del siglo XX, revelan que fue utilizada por los habitantes de un importante asentamiento perteneciente a una temprana Edad del Bronce y ubicado en el entorno cercano a su entrada natural. La forma de vida, los utensilios cotidianos, sus herramientas, la cerámica, la técnica con que construían sus viviendas o sus armas aparece recreada ahora también en un recinto acotado junto a la entrada de la cueva, y que es recorrido con alborozo e interés por los jóvenes que acuden en grupos concertados. Se sabe, por los indicios encontrados, que la ocupación de aquellos habitantes estaba vinculada a la agricultura y ganadería como forma de vida, si bien con conocimientos de la metalurgia del cobre. Aquellos pobladores convirtieron la cavidad en un santuario, revistieron dos de las salas por las que ahora se transita en el lugar escogido para inhumar a sus muertos, practicando enterramientos que acompañaban con vasos de cerámica en los que también colocaban alimentos u objetos de hueso, al parecer en calidad de ofrendas. No menos impactante es la abundancia de paneles en los que se han localizado grabados y pinturas rupestres, especialmente en los entornos cercanos a los lugares con enterramientos: rejas, parrillas, semicírculos, zigzags o rayas, arte o mera representación esquemática que se supone estrechamente vinculada con las prácticas funerarias llevadas a cabo en la cueva. Descendientes muy lejanos de aquellos habitantes, tras las repoblaciones medievales del siglo XIV, acabaron conformando la actual población de Prádena, que en el siglo XVIII vivió momentos de gran pujanza económica relacionada con el paso por la zona de enormes rebaños de merinas. Sus telares, talleres y batanes confeccionaban un tejido de excelente calidad. De aquel momento, con abundancia de dinero para sufragar obras de envergadura, data la iglesia parroquial de San Martín, de estilo neoclásico, levantada tras derruir la anterior, románica. EN MARCHA. A Prádena se llega en 46 kilómetros desde Segovia por la N-110 en dirección a Soria. LA CUEVA. La riqueza de colores que presentan algunas de sus más importantes formaciones deriva de la variedad mineral que se encuentra en el subsuelo. Especialmente la calcita, pero también zinc, manganeso, hierro o azufre. LA VISITA. Información sobre horarios de la Cueva de los Enebralejos: tel. 921 50 71 13. Web: https://ww>w.cuevadelosenebralejos.es EL ACEBAL. Otro espacio natural imprescindible cercano a Prádena es el bosque de acebos situado a unos dos kilómetros del área recreativa del Bardal, en dirección a la sierra por el camino de los Arrieros. Esta mancha boscosa constituye una de las más extensas en su género de toda la sierra. Fuente: siempredepaso.es