Castillo de Turégano, medieval en la provincia de Segovia Un poco de historia del castillo de Turégano Se desconocen los orígenes del castillo, tampoco se sabe con certeza qué ocupaba antes el cerro donde fue construido, pero sí pueden mencionarse diversos hechos que ilustran su paso por la historia. Por ejemplo, que los restos más antiguos que se conservan son del siglo XII. El castillo de Turégano ha estado muy ligado al obispado de Segovia. En el año 1123, la reina doña Urraca de Castilla donó el señorío de Turégano a Pedro de Agen, primer obispo de la ciudad. Esto fue ratificado unos años después por su hijo, el rey Alfonso VII. Es difícil precisar, sin embargo, quién inició la construcción de la fortaleza. Todo apunta a que la iglesia fue el primer edificio en ser erigido. Poco a poco, se añadieron dependencias y espacios defensivos en torno a ella. Diversas investigaciones apuntan hasta tres fases de construcción, una última a finales del siglo XV por encargo del obispo Juan Arias Dávila, exiliado en la villa. Fernando el Católico pasó unos días en el castillo en 1474, antes de encontrarse con su esposa en Segovia. Este hecho habla de la importancia que tuvo un día este lugar. También hizo las veces de prisión de Estado. Las claves del castillo La iglesia de San Miguel Arcángel es la pieza central del conjunto. Se construyó en la segunda mitad del siglo XII, con planta basilical de tres ábsides y tres naves. De estilo románico, al ser levantada enteramente en piedra tiene un aspecto monumental, casi abrumador. Tres siglos más tarde se añadieron los elementos defensivos que la convirtieron en la iglesia-fortaleza que es hoy. La entrada, donde se aprecia el escudo episcopal, está amparada por dos torres. Parece ser que fue Arias Dávila quien, a finales del siglo XV, ordenó amurallar el recinto. Así quedó una planta cuadrangular, que tiene también como elemento característico una torre del homenaje distribuida en diferentes estancias. Apuntala esa sensación de conjunto defensivo en el que terminó convirtiéndose. Ha sido intervenido y restaurado en los últimos años. Además de un paseo por los diferentes edificios que lo componen, hay que detenerse a admirar las vistas. Al encontrarse en ese pequeño cerro, el campo de Castilla queda a la vista de los visitantes, que pueden disfrutar de esa gama de colores tan particular que tanto varía con el paso de las estaciones. Rincones cercanos a Turégano Turégano es una villa interesante porque ha conservado parte de la arquitectura tradicional de este rincón de Segovia, por lo que perderse entre sus calles y descubrir sus otros monumentos puede constituir un buen plan. Para completar el fin de semana, si uno tiene posibilidad de desplazarse, no hay que dejar de visitar las Hoces del Río Duratón. Ubicadas a unos cuarenta minutos en coche desde Turégano, merece la pena pasear desde sus alturas o navegar sus aguas con las diferentes actividades ofertadas. Si uno prefiere descubrir pueblos segovianos en consonancia con Turégano, entonces Pedraza de la Sierra debe ser el elegido. Uno de los pueblos medievales más bonitos de España, tanto su emplazamiento como su distribución, su arquitectura y su historia, estimulan al visitante y lo invitan a quedarse tanto tiempo como sea posible. No hay que olvidar las numerosas rutas de senderismo que pueden descubrirse. Entre la montaña y el llano de Castilla surgen senderos igualmente estimulantes que invitan a descubrir esos colores ya mencionados. Esta Tierra de Pinares, en temporada de otoño además, ofrece múltiples posibilidades. Fuente: Españafascinante.com