Cuéllar, un potente catálogo 100% natural Esconde uno de los ecosistemas más especiales y completos de la meseta central, un paisaje único que, en apenas unos kilómetros, pasa de un río con mucha vida interior, a un mar de pinares y hasta un humedal con dunas de arena. Para reconectar con la Naturaleza y resetear tu mente, para caminar por un escenario único o, simplemente, para darte un homenaje en clave natural, pon rumbo a Cuéllar, la villa segoviana de las tres culturas, y descubre (y disfruta) la cultura de la sostenibilidad a través de sus tesoros más verdes. Te descubrimos 7 visitas imprescindibles. 1. El sitio de mi recreo, en la Huerta del Duque El parque de la Huerta del Duque de Cuéllar es el escenario donde se celebran algunas de las actividades fetiche del municipio –como la Feria Medieval Mudéjar y la noche de San Juan– y uno de los rincones más solicitados en las noches de verano. Pero, sobre todo, estas 8 hectáreas pegadas al Castillo y cedidas por el actual duque de Alburquerque a la villa, son el lugar perfecto para disfrutar de un picnic en plena naturaleza y junto al casco histórico de Cuéllar, un anticipo de la increíble oferta verde de la localidad segoviana. 2. Todos los caminos llevan al río Cega El río Cega es el gran catalizador de la vida en la comarca. Desde su nacimiento en la Sierra de Guadarrama, hasta su paso por la Tierra de Pinares –la atraviesa, literalmente– y su desembocadura en el Duero, su cauce es un festival de vida en el que los árboles se ordenan según su necesidad de agua: alisos y fresnos dan paso a abedules y chopos y, éstos, a serbales y quejigos, los más alejados. ¿Qué tiene de especial el Cega? Aparte de su belleza, al no estar regulado conserva su carácter silvestre y se convierte en un paraíso para especies como tejones, nutrias, búhos reales y truchas, poco habituales en la meseta. Además, es el nexo de unión de 8 rutas para conocer a fondo la zona –como la del Puente Segoviano a Huertas del León (4,85 km) o la Del Cega a Las Praderas (18,15 km) o la Circular por la Vega y El Espadañal (8 km)–, todas perfectamente señalizadas y con diferente dificultad. 3. Senda de los Pescadores, con los cinco sentidos Cuando recorras la Senda de los Pescadores –4 tramos de un camino circular de 7,12 km– entenderás por qué es una de las rutas más demandadas. A lo largo de sus pasarelas de madera situadas junto al río Cega sentirás la tierra mullida bajo tus pies, las hojas rosas y doradas de los álamos temblones compitiendo con las flores fucsia y naranja de los boneteros, el murmullo del agua, el canto machacón del pájaro carpintero… Un catálogo de sensaciones para disfrutar con los cinco sentidos. Al igual que el resto de las rutas, se puede realizar durante todo el año, pero es es primavera y otoño cuando multiplican sus encantos. 4. El Mar de Pinares y la miera, el oro líquido Los pinos son tan esenciales en esta villa que forman parte de su ADN, 15.000 hectáreas en las que el bosque de ribera deja paso a un paisaje mediterráneo de tomillo, cantueso y majuelo. Y pinos. El Mar de Pinares Segoviano ocupa unos 1.760 km2 de pino piñonero y resinero, aunque este último es el rey absoluto. Y lo ha sido durante décadas –del pino, hasta los andares–, en las que se ha aprovechado la madera, las ramas y piñas para carbón vegetal, las hojas secas como cama para el ganado o como combustible y, por encima de todo, la resina. Su importancia era tal que los trabajadores que extraían este oro líquido vivían dentro de los pinares. Eran los encargados de practicar una hendidura en el tronco, colocar un pote y recoger la miera, la preciada resina de la que se obtienen barnices, fijadores de perfume y esencia de trementina o aguarrás. En la actualidad, los productores de resina están estudiando su uso como alternativa limpia de combustible. 5. Setas, zorros y otros ilustres habitantes Como ya te habrás imaginado, esta explosión de mundo vegetal va acompañada por una gran variedad de especies animales. Pasear por cualquiera de estas rutas es asistir a una clase de biología en directo en la que es relativamente frecuente poder fotografiar oropéndolas, avefrías y abejarucos, incluso toparte con un tejón, un corzo o un zorro. Los hongos también abundan y ponen la nota onírica al paisaje. Los tienes para todos los gustos y de todas las formas, transparentes, rizados, minúsculos o de tamaño considerable. Aunque las especies abundan particularmente en otoño –en noviembre se celebran unas Jornadas Micológicas–, las zonas de sombría y la proximidad del río crean espacios de humedad con especies de hongos casi en cualquier época del año. 6. El Espadañal y las dunas, la tierra que camina A poco más de un kilómetro del río Cega, El Espadañal es otro tesoro natural que no te puedes perder. Se trata de un humedal con agua del arroyo Pradillos que, entre el otoño y la primavera, puede llegar a inundar más de 50 hectáreas, aunque en verano puede llegar a secarse. Si te gusta el avistamiento de aves, estás en un paraíso que varía en función de la época del año y en el que puedes ver –hay una caseta especial de observación– desde las aves migratorias que paran para reponer fuerzas, hasta las garzas que vienen a alimentarse o los ánades reales, que preparan aquí sus nidos, además de especies como zorros, jabalíes y erizos, que vienen a la laguna en busca de agua y presas. Antes de irte, echa un vistazo a los arenales que se extienden en un lateral; es un sistema de dunas móviles, olas de arena que siempre avanzan hacia el norte y equilibran la masa boscosa de pinos. 7. Las Lomas y el espectáculo de la puesta de sol Cuando el sol empieza a perder fuerza, este espacio situado detrás del parque de la Huerta del Duque se va llenando de paseantes y gente montando en bici. El mirador de Las Lomas es una planicie de lujo con unas vistas 360º sobre la Sierra de Guadarrama, el castillo de los Duques de Alburquerque y toda la villa segoviana. A medida que avanza la tarde, las panorámicas se van diluyendo y, a cambio, puedes disfrutar con la imagen del Castillo iluminado, las luces de Cuéllar y unas de las puestas de sol más espectaculares que puedas imaginar. Fuente:elviajeroglobal.com