Un pueblo en Segovia deshabitado, lleno de encanto Visitar un pueblo en Segovia deshabitado es posible. Y también que, a su vez, esté lleno de encanto. Apenas quedan restos de sus hornos de cal, la escuela o las casas de los que habitaban la localidad segoviana. El pueblo prácticamente desapareció en los años 60 del pasado siglo XX. No obstante, sus orígenes se remontan al siglo XII. Pedanía de Carbonero el Mayor Pedanía de Carbonero el Mayor, Fuentes de Carbonero contaba con una escuela, la de Doña Pilar. Tenía una treintena de casas y dos hornos de cal. La vida giraba en Fuentes de Carbonero giraba en torno a la agricultura, trigo y cebada; y a la ganadería, ovejas y cerdos. La fabricación de ladrillos en sus hornos de cal era también una de las principales actividades. Los últimos vecinos En 1950, contaba con unos 118 habitantes. Pocos años después, el pueblo quedó vacío. Hacia 1963 «ya solo quedaban dos familias». Los últimos habitantes de Fuentes fueron los hermanos Álvarez, Domingo, Luis y Pedro, como recuerda Prodestur. Su iglesia quedó prácticamente derruida en 1732 por un rayo, y fue reconstruida años después. Finalmente, se perdió por completo con el paso del tiempo y fue rehabilitada por el Camino Neocatecumenal, permitiendo que se volviera a convertir en un lugar de peregrinación. Recuerdos La web Los Pueblos Deshabitados refleja recuerdos entrañables. Rememora cómo Don Pedro, el cura, iba a Fuentes montado a caballo desde Bernardos. «Si el médico acudía desde Carbonero el Mayor, había que ir a buscarle con una mula», recuerda. En cuanto a la maestra, Doña Pilar, natural de Carbonero el Mayor, iba a la escuela de Fuentes «montada en bicicleta y aprovechaba para llevar a Fuentes la correspondencia o bien la traía algún otro vecino que hiciera desplazamientos frecuentes entre los dos pueblos». De esas historias, quedan los recuerdos y los vestigios de un pasado que ha conformado la historia de la provincia segoviana. Fuente: Segoviaudaz.es