Algunos de los pueblos más bonitos de Segovia Ayllón Esta población comparte nombre con la cercana sierra que separa Segovia y Guadalajara. También se sitúa muy cerca de la provincia de Soria. Es una población tradicional con un bonito entorno boscoso. Tiene en la torre de la Martina o el antiguo convento de San Francisco sus hitos más notables. Durante su extenso pasado vio pasar por sus calles a multitud de personajes importantes. Por ejemplo, en el siglo XIV don Álvaro de Luna se hizo cargo del lugar, fortaleciendo sus defensas. Este noble fue uno de los más destacados de Castilla, llegando a ostentar importantes posiciones en el reino. También residía allí esporádicamente la esposa de napoleón III, Eugenia de Montijo. Como curiosidad, aquí se reunía la Mesta en su concejo de otoño. Coca Pegada a Valladolid, Coca tiene sus raíces en el periodo prerromano. Se cree que era la antigua Cauca, una ciudad celtíbera que dominaba esta parte de la campiña. Por desgracia, fue destruida dos veces, primero en los conflictos contra Roma tras la segunda Guerra Púnica entre romanos y cartagineses. Casi un siglo también acabaría destrozada en las pugnas entre el rebelde general Sertorio y el enviado del senado romano Pompeyo. En el IV d.C. es posible que viera nacer al emperador Teodosio, quien hizo del cristianismo la religión oficial del Imperio Romano. También se baraja que viniera al mundo en Itálica, antigua urbe romana cercana a Sevilla. De esta época, muy cerca queda la villa de Puras. Sin embargo, lo que hace de Coca uno de los pueblos más bonitos de Segovia es su castillo. Esta fortaleza data de finales de la Edad Media. Luce un bello estilo mudéjar, habitual en la región. A pesar de el expolio que sufrió en el XIX, actualmente está restaurado y deja grandes postales. La espléndida iglesia de Santa María, los antiguos restos arqueológicos de la cloaca romana o la gran torre del templo de San Nicolás aportan una gran riqueza al conjunto urbano. Cuéllar Cuéllar es uno de los mejores pueblos medievales de toda España. A ello contribuyen palacios románicos como el de Pedro I, los entramados de madera en sus viviendas, los restos de la judería, iglesias mudéjares como las del Salvador o San Andrés, el monasterio de Santa Clara… Sin embargo, por encima de todos se sitúan el castillo y las murallas. El castillo de Cuéllar es una de las grandes fortalezas del medievo en la región. Su contundencia se debe a la situación del núcleo, entonces en la frontera con los musulmanes. Muy bien conservado, entremezcla estilos del mudéjar al renacentista. Esto se debe en gran parte a su extendido uso palaciego. Dominando el resto del pueblo, de él parten los recintos amurallados de la villa. Su restauración es un proyecto a largo plazo del que ya se ven resultados. El Real Sitio de San Ildefonso En la vertiente segoviana de la sierra de Guadarrama, con Peñalara, Navacerrada o los montes de Valsaín caracterizando el entorno, el Real Sitio de San Ildefonso brilla entre los pueblos más bonitos de Segovia. Su gran posición lo hace ideal para dar paseos por la naturaleza. Al tiempo, la gastronomía local es muy completa, con uno de los judiones más famosos de España y el delicioso cochinillo de Segovia como primeros espadas. Su núcleo principal es ya de por sí bonito, con buenas muestras de arquitectura popular. Sin embargo, la condición real que deja claro el nombre del municipio centra los atractivos. El más conocido es el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, cuyas fuentes y jardines resultan espectaculares. Incluso tiene un laberinto. Este lugar fue la residencia predilecta de Felipe V. No hay que dejar pasar otros hitos como la Real Fábrica de Cristales o las ruinas del palacio de Valsaín, primer Real Sitio del país. Maderuelo Enclavado en el Parque Natural de las Hoces del río Riaza, la naturaleza vuelve a ser un punto clave al que estar atento. Recorrer el entorno del embalse de Linares es una gran idea. Esto permite ver multitud de fauna y flora, especialmente el raro alimoche. En cuanto a patrimonio cultural, en Maderuelo destacan las ruinas de su castillo y muralla. La puerta de la villa es el hito más destacado de este conjunto. Las iglesias de San Miguel y Santa María muestran sus orígenes románicos y mudéjares respectivamente. Pedraza De nuevo toca ir al abrigo del macizo montañoso que separa Segovia y Madrid. Allí se encuentra Pedraza de la Sierra. Su casco medieval es una preciosa muestra de la arquitectura regional, digna de una escapada rural auténtica. De este modo, se pueden recorrer calles empedradas y ver edificios de piedra ocre. Su ubicación hizo que la trashumancia generara mucha riqueza durante siglos, algo reflejado en su gastronomía. Esta posición clave se defendía con un gran castillo muy bien conservado gracias a restauraciones como la que realizó Ignacio Zuloaga a principios del siglo XX. Una torre expone su obra. Aunque en el XII ya estaba edificado, el aspecto actual responde a reformas ejecutadas del XV en adelante. Hoy acoge eventos centrales de las famosas noches de la velas. Durante un par de sábados en julio el pueblo se cierra, el acceso es mediante una entrada gratuita, y se ilumina con velas. A su luz se dan conciertos, en una atmósfera realmente evocadora. El Muyo El entorno de la sierra de Ayllón abarca varias provincias y en todas ellas hay muestras de la arquitectura negra. Desde Patones de Arriba a la arquitectura negra alcarreña, donde están algunas de las localidades más bellas de Guadalajara, el estilo se ha convertido en uno de los favoritos del país. Heredero de un pasado de miseria, hoy sirve como motor económico. El Muyo es una excelente muestra de estas construcciones de pizarra. Además, al estar en una zona serrana, tiene notables rutas por sus alrededores. Sepúlveda Uno de los mejores lugares para contemplar arte románico en la provincia de Segovia es Sepúlveda. Ya sea en núcleos secundarios tales como Perorrubio o en la cabeza municipal, hay multitud de templos de este estilo que ver. La iglesia de San Salvador, de 1093, es uno de los más antiguos que posee la región. Pese a las muchas interferencias generadas por sucesivas reformas, otra destacada es la de la Virgen de la Peña, del siglo XII. Otro hito al que no quitar ojo en Sepúlveda es el Parque Natural de las Hoces del río Duratón. Se extienden hasta Burgomillodo. Los recortes que genera el río dejan espléndidos paisajes. Asimismo, hay una gran comunidad de buitres de los que disfrutar. En el plano gastronómico, sobresalen sus excelentes asados. Fuentidueña Sin alejarse en exceso de Sepúlveda se encuentra una joya por descubrir y uno de los pueblos más bonitos de Segovia. Fuentidueña posee un envidiable legado histórico reflejado en sus monumentos y ruinas. Por tanto, es ideal para desconectar unos días de la ciudad. En primer lugar, llaman la atención los restos de su castillo. Los lienzos de la muralla se extienden sobre el cerro que domina la población. Junto a los muros se sitúa lo que queda de la iglesia de San Martín. Su magnífico ábside fue dado a Estados Unidos en un trueque por el que la dictadura franquista recuperó unas pinturas mudéjares sorianas vendidas años atrás. Así, un expolio solventó otro. El templo incluye una notable necrópolis del medievo. En la parte baja sobresalen el puente de piedra y la iglesia de San Miguel, todavía en servicio. Asimismo, sus bodegas son muy vistosas. Turégano Al igual que Sigüenza, Turégano fue una villa atada a la figura de un poderoso obispo. En este caso, fue el prelado segoviano Juan Arias Dávila. Durante el siglo XV este pueblo fue uno de los epicentros de su poder. Allí llegó a convocar un sínodo, una importante reunión obispal. Además, él promovió una gran reforma en el castillo que aportó las bases de su aspecto actual. En torno a un templo románico conformó un edificio defensivo y palaciego. Este miembro de los pueblos más bonitos de Castilla y León fue posesión del obispado hasta las desamortizaciones del XIX. Su típico aspecto y gastronomía complementan tanto al castillo como a otros monumentos, por ejemplo la iglesia de Santiago. Cabe destacar que el lugar fue un modelo predilecto para el pintor Ignacio Zuloaga y sus amigos. Sotosalbos Esta localidad segoviana es famosa por haber sido nombrada por el Arcipreste de Hita. El pequeño núcleo posee un bello tándem formado por su plaza mayor y la iglesia de San Miguel Arcángel. Del siglo XII, luce a la perfección su estilo románico. Brilla especialmente su torre y la galería porticada de uno de sus laterales. También interesante resulta el llamado “potro de herrar”, donde se ponían las herraduras a los animales de labranza. La arquitectura popular pétrea bien merece un paseo. Riaza La plaza mayor de esta localidad segoviana es una de las más reconocibles de toda España, pues fue la inspiración del Poble Espanyol de Barcelona. Circular, responde a una tipología tradicional castellana. Es muy polifacética y sirve como coso taurino, recinto para mercadillos o terraza. Los soportales son otra de sus características más señeras. Más atractivos son la iglesia de Nuestra Señora del Manto o las diversas ermitas locales. Asimismo, el hayedo de la Pedrosa está entre los más destacados del centro peninsular junto a la Tejera Negra y Montejo. Fuente: españafascinante.com