El programa ‘Atajo’ encumbra los restos arqueológicos de El Espinar La última memoria técnica de su proyecto de investigación identifica en el bien declarado la existencia de varios túmulos, superficiales amontonamientos de tierra y piedra con planta paracircular que son erigidos frecuentemente como cenotafios. Hasta hace muy poco, la carta puebla bajomedieval era la solitaria referencia de su remoto pasado para el municipio de El Espinar que, ajeno tanto a la enorme extensión del término como a su estratégica situación geográfica, desconocía las civilizaciones que por su tierra han pasado a lo largo de los años. “La versión oficial era que en dicha delimitación no había nada más que algunos eremitorios antiguos”, comenta el arqueólogo I. Aguilera. Así pues, desmontar esa cómoda simplicidad se convirtió en el principal acicate para el nacimiento en 2009 de una propuesta de reconstrucción cultural con profesionales. “A partir del territorio, es decir, bregando en campo directamente con su clima, su orografía, etc nuestro principal objetivo ha sido desvelar el valioso legado material que nos pertenece a todas y todos a pesar de reticencias”, en palabras de dicho historiador e impulsor del programa ‘Atajo’.Han corrido los años desde aquel primer artículo, mas conferencia y visita, en los que se dio a conocer el incipiente Complejo Arqueológico del cabezo Renales (CAR) y, hoy por hoy, se puede afirmar en efecto como el origen del poblamiento en los valles altos del rio Moros y Voltoya sobrepasa con creces las tradiciones vigentes. Sujeto como no podría ser de otro modo a autorización administrativa competente y aval científico acreditado, junto a la promoción inestimable del Colectivo Azálvaro, esta iniciativa ha llegado ya a confirmar el año 45 antes de nuestra era, en los estertores de la época cesariana, como fecha protohistórica para el final del formidable conjunto de yacimientos objeto de análisis. Un dato rotundo que supone la “punta del iceberg” del potencial que encierran ya que, cumplida la tercera campaña de actuación arqueológica, “las puertas interpretativas y cronológicas que se están abriendo, favorables para alcanzar una visión profunda y de larga duración sobre este paisaje, nos han cogido por sorpresa”. No en vano, en paralelo, comienzan a desgranarse los avatares de la posición constatada durante el enfrentamiento armando del 36, posiblemente golpista, así como se registra también una ocupación momentánea a mediados del siglo XIX de la que se desconoce aún la causa de fondo, según comentan desde el mencionado programa. Sin embargo, y aparte de un lote amplio de basura cinegética actual, entre los inesperados hallazgos acaecidos en la pasada anualidad, destacan ante todo un par de entidades tumulares, junto a otras probables, cuyas dimensiones y estado de conservación llaman la atención de esta apuesta arqueológica. Se trata de superficiales amontonamientos de tierra y piedra con planta paracircular que son erigidos frecuentemente como meros cenotafios, cuando no como verdaderos sepulcros. “Aunque todavía no sabemos que tenemos entre manos, si es posible desvincularlos de las fortificaciones romanas documentadas, como no confundirlos con modernos majanos agrícolas o murias de deslinde”, confiesa el director de las intervenciones en curso. Ante ello, pues los escasísimos paralelos para estas estructuras llegan a alcanzar el inicio de la metalurgia en la península, se empieza a enfilar el ascendente prehistórico de la travesía del sistema central que, allá por el 2016, dio lugar al descubrimiento del monumental asentamiento de Canto-Los Hierros. Como puede apreciarse, el tesón del equipo técnico responsable, pionero y señero en este tramo de cordillera, demuestra como la arqueología es una herramienta esencial para, al menos, quienes aspiran a desmontar meras opiniones y, sobre todo, generar nuevos recursos. Algo que, para el caso, parece que continua siendo una historia pendiente desde lo público. Por ello, asegura I. Aguilera, “desde las instituciones académicas, empresas del sector y voluntariado ciudadano implicados se sigue hasta ahora con asombro tanto el estéril interés mostrado hacia el proyecto por parte del Ayuntamiento de El Espinar, quien para apoyar otras cuestiones culturales no parece necesitar del asesoramiento de instancias superiores, como el postergado reconocimiento desde el servicio territorial de cultura de Segovia de unos restos cuyas concluyentes evidencias le valieron ya en 2020 su alta administrativa como bien patrimonial”. En suma, mientras estos son los derroteros una vez más por los que ha de avanzar la investigación en este país, la credibilidad y relevancia poco a poco rellenan un vació historiográfico inadmisible para todo el ámbito segoviano en general y de este afortunado municipio en particular. Un proyecto de investigación que arrancó en el año 2020En enero del año 2020 arrancó una iniciativa de investigación arqueológica bajo el paraguas del ‘Programa Atajo’ que en el mes de noviembre comunicó el hallazgo de tres zonas arqueológicas dentro del término espinariego y concluyó las labores de campo sobre una de las estructuras identificadas y localizada en suelo municipal. “La trascendencia de los descubrimientos vuelve a incidir, una vez más, en la necesidad de implicarse decisivamente en una prospección arqueológica sistemática de este término municipal para superar, desde una visión integral y con rigor académico, proyectos de corto alcance que buscan materializarse en una legislatura o basados en colaboraciones divulgativas por su mínimo coste”, aseguraba el director del proyecto por aquel entonces.Un año después, ya en 2021, ‘Atajo’ demostró de modo decisivo la existencia de un asentamiento que superaba las 135 hectáreas, una ciudadela enclavada en El Espinar que cuenta con varias fortificaciones romanas de la época de Julio César. “Si por un lado se ha desvelado para la ciudadela de Canto-Los Hierros los restos de hasta cuatro líneas de muralla, abarcando una superficie en la que cabría íntegramente el actual casco urbano de la villa de El Espinar, por otro se han identificado varios emplazamientos entre los cuales, dos, ofrecen ya materiales fechados a mediados del siglo I a.n.e. y estructuras enmarcadas en los modelos castrenses tardorepublicanos”, explicaba Aguilera. Tras la publicación de dichos descubrimientos, el equipo de profesionales que estuvo detrás de los últimos descubrimientos en Canto-Los Hierros no dudó de sus conclusiones y se propuso utilizar todos los medios a su alcance para demostrarlo, considerando muy precaria la postura del Ayuntamiento y su falta de apoyo. Sus últimos hallazgos en el año 2022, recalcaron las conclusiones del ‘Programa Atajo’ sobre las fortificaciones romanas, situando su origen en la fase final del segundo ‘bellum civile’, poniendo fin a dudas pasadas De esta manera, la investigación sigue viva a la espera del apoyo de las instituciones que permita un proyecto mayor.El programa ‘Atajo’ carece de apoyos por parte de la Junta y del Gobierno local de El Espinar La investigación arqueológica puesta en marcha desde el ‘Programa Atajo’ siempre se ha visto enfrentada desde sus inicios con las instituciones públicas que se han negado a apoyar económicamente el proyecto. Además, también ha encontrado opositores en los propietarios de las tierras susceptibles de ser intervenidas para su prospección.En el año 2021, El Ayuntamiento de El Espinar anunció que no iba a apoyar la investigación que el programa Atajo estaba realizando en Canto-Los Hierros y que creía haber revelado la existencia de dos campamentos romanos en la zona, por falta de pruebas científicas.Desde el ‘Programa Atajo’ el día 11 de marzo de 2021 enviaron el pertinente informe técnico subsanado para la apertura a uno de los campamentos del PEME, con código 2286084, y así dar de alta el sitio en el ‘Inventario de yacimientos arqueológicos’ dando conocimiento al Servicio Territorial de Cultura y Turismo de Segovia.Sin embargo, desde la Dirección General de Patrimonio Cultural nunca han creído en las conclusiones a las que han llegado los investigadores de ‘Atajo’, pese a lo cual no tiran la toalla y realizando nuevos trabajos de campo con nuevos descubrimientos. Tan sólo una apuesta económica que financiara una investigación en profundidad permitirá dar la razón a unos u otros.