La ciudad coronada por un imponente castillo que celebra los encierros más antiguos de España La ciudad coronada por un imponente castillo que celebra los encierros más antiguos de España Declarada Conjunto Histórico Artístico, es conocida también como la Villa del Mudéjar Castilla y León es un filón para el turismo. Sus 2.248 municipios tienen cada uno su encanto, sus singularidades y una gran historia a sus espaldas, que en buena parte de ellos se hace visible en su rico patrimonio artístico, cultural o monumental. Conventos, monasterios, iglesias, pequeñas ermitas, casonas medievales, castillos y palacios dan buena cuenta de este legado del que presume la Comunidad, y reivindica para atraer cada año a millones de turistas de todo el mundo, quienes no quedan indiferentes ante lo que ven con sus ojos y disfrutan. Pero en estas líneas, este periódico quiere acercar al lector uno de esos lugares mágicos y con encanto, que lo tiene todo para que el viajero que se precie de serlo pueda empaparse de todo cuanto es esta tierra castellana y leonesa. Se trata de Cuéllar, un municipio segoviano de casi diez mil habitantes, declarado Conjunto Histórico Artístico, y que se asienta desde la prehistoria sobre varias colinas, además de esta rodeado de la mayor extensión de pino resinero de Europa. Una localidad, además, considerada como la "Villa del Mudéjar", por la cantidad de tesoros arquitectónicos que tiene en este estilo artístico, en la que convivieron en buena armonía las tres culturas medievales de la península: Judíos, Moros y Cristianos, quedando vestigios de ello La Judería, La Calle de Morería o la Necrópolis musulmana de Santa Clara, auténticos testimonios en el amplio conjunto histórico medieval. Las iglesias de Santa María de la Cuesta, de la Trinidad, de Santo Tomé, de San Miguel o la torre de la antigua Iglesia de Santa Marina, son excelentes ejemplo de arquitectura mudéjar castellana. De hecho, es un pueblo con pasado judío de relevancia, que llegó a albergar una de las juderías más importantes del reino, tras la decadencia en lugares de Andalucía, en Toledo, Valladolid o Burgos. Y es que la de Cuéllar se convirtió en una de las más importantes al acoger, en pleno siglo XV a cerca de 60 familias y convertirse en una aljama que comprendía también a los judíos establecidos en su comunidad de villa y tierra. De hecho, hay que remontarse hasta el año 1290, cuando se tiene la primera noticia documental de la población judía, cuando la aljama contribuyó al obispado de Segovia con 933 maravedíes. En el Museo Arqueológico Nacional se guarda el sello concejil de Cuéllar, labrado en el siglo XIII, y que fue labrado por los judíos. Cuéllar cuenta con una judería estuvo ubicada entre la puerta de la Judería y la de San Andrés y lindaba con la parroquia de la iglesia de San Esteban, la muralla de la villa y el Hospital de Santa María Magdalena. Un barrio que adentra al visitante por calles estrechas, con arraigo medieval como las de la Judería, la de San Esteban o la Magdalena. Entre las muestras de arquitectura, destacan el Estudio de Gramática, del año 1424, una institución por la que llegó a pasar el cardenal Francisco Jiménez Cisneros, la capilla de santa María Magdalena, el hospital y la iglesia de San Esteban, donde se hallan importantes sepulcros de alabastro. Allí se encontraron las bulas de Isabel de Zuazo, algunas de ellas incunables. Pero si hay algo que define a esta villa segoviana, además de su conjunto de iglesias mudéjares, es que se trata de una gran ciudad amurallada y cuenta con amplios trazados de las distintas líneas defensivas. Dos recintos amurallados dominados por el castillo y reforzados por una contramuralla definen esta ciudad fortificada. Se conservan importantes puertas como la Puerta de San Basilio, San Martín y San Andrés. Y arcos como el de Santiago o el de la Judería. De entre todo, destaca el Castillo-Palacio de los Duques de Alburquerque, el edificio más emblemático de la villa. Sobresalen en él sus potentes torreones, y un amplio Patio de Armas con una galería en la fachada sur, ambos renacentistas. Hoy es Instituto de Educación y una parte se utiliza para visitas turísticas con representaciones teatralizadas. El castillo forma parte de las murallas, siendo declarados ambos Monumento Artístico Nacional en 1931. También acoge la Oficina Municipal de Turismo, el Archivo Histórico de Cuéllar y Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque. A lo largo de su historia, la fortificación ha tenido diferentes usos. Fue cuartel general de Lord Wellington y refugio del general Hugo durante la Guerra de la Independencia, sufriendo el saqueo de las tropas napoleónicas y durante la dictadura fue primero prisión política, cárcel común y sanatorio para enfermos tuberculosos. Además, según cuentan, en estas paredes se inspiró José de Espronceda, desterrado en Cuéllar en 1833, para escribir su novela romántica “Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar”. La Iglesia de San Martín, la de San Andrés, la de San Esteban, la iglesia de Santiago, la de San Pedro o la de El Salvador, además del Parque Arqueológico Medieval de San Esteban, el Granero de Agustín Daza -antigua casona en piedra caliza construida en el siglo XVII que fue el antiguo granero de pan y Monte de Piedad para ayudar a los labradores más necesitados-, son otros lugares para conocer en Cuéllar. La visita a la villa de Cuéllar se puede completar con otros atractivos naturales que ofrece esta comarca, como la Senda de Los Pescadores, El Espadañal, la Pradera de El Henar o las Lagunas de Cantalejo y Lastras. Cuéllar, además, es tierra taurina, y puede presumir, y de hecho lo hace, de contar con los encierros más antiguos de España, declarados Fiesta de Interés Turístico Internacional, que se celebran a finales de agosto por el campo y después en las calles del municipio, y congregan durante varios días a miles de personas. Su origen está documentado y estos festejos taurinos se llevan celebrando desde el siglo XIII, y más en concreto desde el año 1215. En esta fecha, siendo obispo de Segovia Geraldo, se realizó un sínodo ya que el episcopado tenía problemas con los laicos y eclesiásticos de algunas circunscripciones de la diócesis, concretamente con la de Cuéllar, Coca, Sepúlveda y Pedraza. El sínodo dicta una serie de artículos que regulan la vida y el comportamiento del clero; en concreto el quinto artículo prohíbe a los clérigos que jueguen a los dados y asistan a “juegos de toros”, y si lo hicieran serían suspendidos de su ministerio. Los astados de la ganadería de Cebada Gago protagonizan el primer encierro de las fiestas de Cuéllar, que no se celebran desde 2019. Ya en el siglo XIV, la reina Leonor, esposa de Juan I de Castilla, da respuesta a las quejas de los hidalgos y pecheros de la Villa, asegurando que es costumbre inmemorial encerrar toros en Cuéllar. Años después, Beltrán de la Cueva, I Duque de Alburquerque, ratifica esta sentencia en todos sus puntos. Por otro lado, cabe señalar que en el Archivo Histórico de Cuéllar se conservan documentos desde 1405 que hacen referencia a festejos con toros. Además de los Acuerdos del Regimiento, que ya en 1484 ordenan el pago de toros a dos personas diferentes, desde ese año las referencias a toros son constantes en estos Acuerdos, sobre todo para pagar las fiestas de San Juan y del Corpus, aunque también se corrían toros por acontecimientos especiales, como el nacimiento de algún heredero de la Casa de Alburquerque o la visita a la Villa de estos señores, así como para la celebración del fin de alguna epidemia. Fuente: La Razón Castilla y León